Una buena educadora no es la que tiene los más novedosos recursos y el aula llena de material didáctico para que los niños se sientan bien en el salón, sino la que es capaz de sacar adelante la intervención educativa con las cosas que estén al alcance del contexto y sacarle provecho para que los niños obtengan experiencias llevadas a la realidad lo más significativamente que se pueda llegar a lograr.
La función de la educadora es fomentar y mantener en los niños el deseo de conocer, el interés y la motivación por aprender.
También tenemos la responsabilidad para promover la igualdad de oportunidades para el desarrollo de competencias que permitan a los niños una participación plena en la vida social.
La participación de la maestra debe consistir en propiciar experiencias que fomenten diversas dinámicas de relación en el grupo escolar.
Hay muchas cosas que ya sabemos que tenemos que fortalecer para no caer en ideas erróneas acerca de cómo educar a los pequeños, pero hay más cosas que debemos corregir e intentar para innovar.
Comentarios
Publicar un comentario